domingo, 22 de enero de 2012

De acá no me baja nadie

La dinámica de esto es bastante simple: voy a ir subiendo algunas cosas viejas y cuando se terminen, empezará o no la parte divertida. Me inclino por pensar que efectivamente va a ocurrir, pero nunca está de más advertir.
En segundo lugar, voy a ser bastante terco con esto de los encabezados. Probablemente se repitan en cada entrada y van a seguir la lógica, cuando no de prólogo, del chabón que te spoilea la peli cuando vas a esos lugares donde te spoilean la peli antes de verla. (Aunque prefiero verlo como aquella conferencia que dictó Italo Calvino y que fue usada posteriormente como prólogo para Las ciudad invisibles. Algo así como una guía de lectura ampliada).

Guía de lectura ampliada: Con respecto a esta primera entrada, sólo puedo decir que forma parte de una serie escrita usando sólo el soporte digital, práctica que no me hizo feliz y que abandoné rápidamente. Las razones de ello se pueden delimitar sin mucho problema en la superficie misma del texto.

11/9  2011

Seguir algún consejo de vez en cuando puede funcionar. Es decir, se entiende a qué me estoy refiriendo: Intentar, de tanto en tanto, “hacer eso que te dicen”. En este momento, para no dilatar la cuestión, lo estoy haciendo.

En primer lugar, no estoy escribiendo con el puño. (¿Qué es esto?, ¿A quién estoy renunciando? Peor aún: ¿Con quién me estoy reconciliando?). Es notable como el medium digital te hace renunciar a la corrección. La linea avanza, es limpia, clara. El formato, autónomo, viste de traje a las palabras, (¿Cinismo? Entonces,... ¿Eso es?, Ya no importa lo que sea dicho acá: si es efectivo, será breve; si falla, su fracaso no será tan estrepitoso) las envuelve en un contexto que las envuelve y atraviesa. Si todavía no estás convencido, te aseguro que

se siente bien.

En segundo lugar, tengo un interlocutor. Existe un otro -bastante definido- a quien me estoy dirigiendo. Naturalmente, siempre hay un otro. De lo que se trata es de crearlo deliberadamente. (¿Por qué siento vergüenza de mi anterior retórica almibarada? ¿Quién es el hijo de remil puta que se satisface en hacerme esto?).

Finalmente, Morelli, Cortázar, o sea quien sea el ladrón de guante blanco que se esconde entre medio de la bohême, se equivocaban en un punto no menor: El hombre no puede vivir del swing. Sencillamente no puede. (Chau, este formato realmente te hace decir cosas que de otra manera... ¡mecachís!) Sea éste un hito. De aquí en adelante sólo la propia sombra nos servirá de inspiración. Nada de vivir en el París de alquileres sub-valuados: Existe una generación, existe una problemática actual deseosa de ser abordaba por la juventud. Si hacen falta veinte años para darse cuenta de eso, que así sea. En lo personal, esto significa -ahora- un acto de amor propio (¿Grito de ahogado?), un eterno grito de auto-afirmación, ¡el clamor de nuestros tiempos que ha de hacer eco en cada rincón del mundo!: “And not a single fuck was given that day!”

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